"-¿Si me gustaban sus libros? Oh, muchísimo. No lo vi mucho después de Cambridge, y nunca me mandó uno solo de sus libros. Los escritores, como usted sabe, son olvidadizos. Pero un día compré tres de ellos en una librería y pasé muchas noches leyéndolos. Siempre había estado seguro de que escribiría algo bueno, pero nunca llegué a suponerlo capaz de algo tan bueno. Durante su último año aquí... No sé qué le pasa a este gato, es como si fuera la primera vez que ve leche...".
LA VERDADERA VIDA DE SEBASTIAN KNIGHT, de Vladimir Nabokov.
A los escritores de nuestra vida podemos llegara a través de diversos caminos, viendo sus libros en una librería o biblioteca, por la recomendación de otro lector en el que confiamos, por su mención en los libros de otros autores que los admiran o no, etc. Pero va a ser nuestro propio pellizco, ese clic necesario el que nos va a entregar definitivamente a esos escritores. Podemos después ampliar la información y los conocimientos a través de biografías, estudios literarios o artículos, pero son aquellos detalles que a nosotros nos motivan y emocionan de un modo especial los que nos van a convencer del todo.
En los libros de Vladimir Nabokov vamos a encontrar infinidad de detalles únicos, pero cada lector tendrá unos que sean más preciosos que otros. A mí me enamora, entre otros, lo bien que trata a los animales en sus libros, con el mismo respeto que le merece cualquier otro personaje y su aparición en sus novelas no se debe a un capricho, no los coloca ahí de forma gratuita o como un mero elemento decorativo, tienen un propósito. Por supuesto, las mariposas. Siempre va a revolotear alguna en sus novelas y deben su aparición a la propia vida de Nabokov, pero también poseen un significado propio. Los perros. En "Pnin", la aparición del perrito blanco hace la novela más deliciosa y el final no sería tan entrañable si no apareciera este perro. Cómo actúa Pnin con él te deja al acabar la última página con una sonrisa en la boca y en el punto exacto de las pupilas que dan justo al interior de las emociones más gratificantes. En "Rey, Dama, Valet" todos los personajes son reprobables, algunos son realmente malvados y el único personaje bondadoso es el perro. Es él el que nos da la medida exacta de la catadura moral del resto de personajes. También aparece un gato, pero su propósito es más misterioso, lo que no impide que resulte inolvidable. En "Gloria" hay un gato también. Y en la novela que estoy leyendo ahora, "La verdadera vida de Sebastian Knight" los gatos los introduce de forma muy enigmática y te producen una alegría inicial si eres un amante de estos hermosos animales, pero a continuación viene la inquietud, vienen las preguntas. Porque en Nabokov no hay nada improvisado, todo tiene un porqué: "-Debo confesar -dijo mientras acariciaba a un suave gato azulino de ojos verdes, aparecido de quién sabe dónde y que se había acomodado en su regazo- que sentía lástima por Sebastian en ese primer período de nuestra amistad". Podría dar muchísimos ejemplos más, la aparición de animalitos en la obra de este escritor me entusiasma y más aún al captar su propósito y me intriga y me empuja a elaborar conjeturas sobre el propósito que queda más camuflado a veces hasta mucho tiempo después de terminar la lectura.
También me entusiasman sus continuas referencias a obras literarias y escritores. Recuerdo en "Gloria" las menciones del protagonista sobre Chéjov que son una delicia absoluta. Y en "La Dádiva" en un fragmento muy significativo dice algo sobre Dostoievski que resulta muy interesante, ya que son sus polémicas opiniones sobre este escritor de las que más sorprendieron en su momento y siguen pasmando a los nuevos lectores que las conocen. No digo nada más para dejaros con la curiosidad y vayáis a leerlo vosotros mismos. Pero os puedo decir que ese texto en esta novela dice algo que es buenísimo si lo relacionas con sus opiniones sobre su compatriota.
Luego está la belleza tan triste de su añoranza por su patria, cómo trata el amor, cómo se entrega a los escritores y obras que admiraba... Sus menciones a Charlie Chaplin, el papel de las paredes y las reminiscencias de su infancia... Hay tanto en las novelas de Nabokov que puedo venir cada día y recrearme en las sensaciones que producen en mí con esa ilusión que tenía su más pura expresión e intensidad en la infancia, pero que enriquecida con mi trayectoria como lectora adquiere unos tintes únicos de auténtica felicidad.
Hoy domingo leyendo de nuevo a Nabokov mi mente se enreda en el engranaje perfecto de sus novelas y me siento otra vez maravillada. Cuando termino un libro suyo leo a otros escritores y los disfruto y admiro también, pero volver a Nabokov se me ha convertido en algo obligado, tiran de mí sus títulos que me miran desde mi biblioteca con ojos tan verdadero, tan honestos, aun con todas sus trampas, que son para mí promesas seguras de experiencias -casi- perfectas. La perfección la alcanzaría se pudiese aislarme del todo del mundo al menos durante unas horas, rescatar la sensación infinitamente agradable de haber eliminado toda posibilidad de interrupción.
Texto. Ana Martínez García.
No hay comentarios:
Publicar un comentario