LA HERENCIA DE ESZTER
de Sándor Márai
LA HERENCIA DE ESZTER
de Sándor Márai
LA TIERRA DE LOS ABETOS PUNTIAGUDOS
de Sarah Orne Jewett
MARCIA DE VERMONT
CUENTO DE INVIERNO
de Peter Stamm
EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR
de R. A. Dick
No es que su vida hubiese sido infeliz, es que sencillamente no había sido suya en modo alguno.
No le habían dejado nada propio. Le escogían los sirvientes, los vestidos, los sombreros, las lecturas, los placeres, hasta las enfermedades.
En EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR, de R. A. Dick hay dos reflexiones fundamentales para entender el significado que esta novela encierra más allá de una simpática historia sobre un fantasma. Una es sobre el destino y la otra sobre la soledad.
A Lucy Muir, por su condición de mujer, su pequeña estatura y aspecto frágil, siempre le han marcado el camino a seguir, primero su padre, después su marido, la madre de este y dos hermanas de fuerte carácter. Cuando enviuda, quedándole una renta insuficiente, su situación con dos hijos es complicada y de inmediato su familia política parece saber muy bien lo que tiene que hacer. Espantada por la visión de un futuro gris en el que ve de nuevo su existencia dirigida por todos, menos por ella misma, reacciona rebelándose y por primera vez toma las riendas de su destino, mostrando una determinación y fortaleza inesperadas.
-¿Destino, por favor? -preguntó el taquillero mientras ella vacilaba al otro lado de la ventanilla.
-Al mar -respondió Lucy de manera impulsiva.
El lugar elegido es Whitecliff, un pequeño pueblo costero, y allí va a alquilar Gull Cottaga, una casa cerca del mar, amueblada y bien situada, por una cantidad sospechosamente baja. Y es que algo ocurre en esta vivienda de la que todos acaban huyendo cuando intentan vivir en ella... Tal vez su antiguo dueño, el capitán Daniel Gregg se resista a que le molesten en su descanso eterno.
En esta novela a través de una historia encantadora, romántica, divertida e irónica supo la autora con habilidad introducir un mensaje sobre la necesidad de alcanzar su libertad las mujeres, que lucharan por ser dueñas de su destino; está en ella la influencia de Virginia Woolf en cómo Lucy conquista un espacio propio y lo defiende a ultranza y cómo ganar su propio dinero es imprescindible para que nadie maneje su vida.
¿Existe el fantasma del capitán Gregg o es producto de la imaginación de Lucy? En todo caso es un símbolo de los miedos y dificultades que las mujeres que daban el gran paso de depender de sí mismas iban a sentir y sufrir y su necesidad de una guía que les diera seguridad. Es símbolo de su fortaleza, de su dualidad, la interior y la exterior ante la sociedad. El fantasma también es un ideal. Ese compañero divertido, que apoya, que orienta sin imponer, que tiene en cuenta el parecer de su compañera.
Decía al principio que se habla en la novela del destino y la soledad. Y es que esta a menudo era el precio que había que pagar por la libertad conquistada, pero que no era tan temible, desde un espacio propio, como la que se podía sentir entre los demás: "Era imposible de explicar, ni siquiera a Anna, que sentirse solo no tenía nada que ver con la soledad, sino con el espíritu, y que por esa misma razón esa sensación se veía agravada a menudo estando en compañía". Hay en esta novela también una desmitificación de la maternidad y más aún, una resistencia, además, a ese ejercer como entregadas abuelas en el futuro, entendiéndolo la sociedad como el paso ineludible y anhelado por las mujeres.
Basada en este libro, como muchos sabéis, se hizo una película magnífica, dirigida por el gran Joseph L. Mankiewicz, en 1947, dos años después de su publicación. Yo la conocí gracias a un texto de Javier Marías sobre ella absolutamente maravilloso. Cómo no, la busqué y la compré y la he visto tantas veces que a día de hoy es una de mis películas más queridas. Dado mi cariño de años por esta película cuando supe que Impedimenta editaba el libro sentí una gran alegría, pero también temor por una posible decepción. No ha sido así, la novela me ha gustado mucho y la terminé muy emocionada. Aunque la Lucy de la película me gusta más, en el libro hay detalles de los que ya he hablado, que me han parecido tratados de una forma sutil y muy ingeniosa, por lo que el círculo lo he podido al fin completar y ha sido una gozada: libro, película y texto de Javier Marías.
Texto y fotografía: Ana Martínez García.
BERLÍN ALEXANDERPLATZ
de Alfred Döblin
2666
de Roberto Bolaño
- La parte de Fate
- La parte de los crímenes
- La parte de Archimboldi
LA PARTE DE FATE
En la tercera parte de 2666, Fate, periodista afroamericano que escribe sobre temas políticos y sociales, es enviado a Santa Teresa para cubrir un combate de boxeo en sustitución de un compañero que ha sido asesinado. Realizando su trabajo va a saber de los crímenes de mujeres y va a conocer a Rosa, la hija de Amalfitano.
La urdimbre que Bolaño ha ido tejiendo en estas tres partes tiene un momento cumbre al final de la de Fate que te deja sobrecogida por lo que implica en la trama principal de la novela y por cómo lo orquesta el autor. En esta tercera parte la sensación de peligro va ir in crescendo hasta un desenlace en el que confluyen infinidad de filamentos sensoriales que el autor ha ido templando. Bolaño, si hubiera querido, hubiese podido terminar la novela en esta parte y, sin duda, ya sería una gran obra. Pero va más allá, porque en ella lo que nos viene a decir es que ese final satisfactorio con el que exhalas un suspiro de alivio ha sido un espejismo, que la pesadilla continua y en la siguiente parte te va a lanzar al mayor de los abismos.
LA PARTE DE LOS CRÍMENES
Esta parte es una travesía por el infierno. Inevitable no tener presente a Dante. Son casi cuatrocientas páginas de horror. No voy a suavizarlas. Bolaño no se regodea, pero nos da la medida exacta con pasmosa sobriedad y de forma notarial de lo que allí sucedió. Y no sabes qué hacer con semejante realidad, te descose a tirones, a desgarrones. Tu concepción del mundo se desmorona. Es la maldad con mayúsculas. No hay alivio en esta parte. No lo hay porque si terribles son los crímenes, el descuido, la falta de interés, la desgana, la corrupción que arrastra a casi toda la policía es tal que no quedan nada más que muertes y más muertes. Pero no intentar agarraros a ese "casi", porque no sirve de nada o de apenas nada. Los pocos, poquísimos, que intentan hacer bien su trabajo, que les duele, que les preocupa, son de un modo u otro alejados de los casos, boicoteados, desanimados. Se pierden pruebas continuamente, no se observan con atención los lugares donde aparecen los cadáveres, si hay un policía que comienza a elaborar teorías, a seguir ciertas pistas que se repiten o parecen importantes, poco menos que se ríen de él. Esas mujeres, muchas unas niñas, no parecen importar a casi nadie. A sus familias, las que la tienen, pero las autoridades no les hacen ningún caso. Son pobres la mayoría, trabajadoras de las maquiladoras: "... en medio de la colonia La Preciada, como una pirámide de color melón, con su altar de los sacrificios oculto detrás de las chimeneas y dos enormes puertas de hangar por donde entraban los obreros y los camioneros". Hay un momento de chistes machistas contados por los propios policías que llamarlos vomitivos es quedarme muy corta.
A qué se agarra el lector en semejante infierno, pues a lo único que brilla en el desierto de Sonora, manchada de sangre y arena, la Literatura de Roberto Bolaño, que se erige inmensa y es lo que te permite seguir y por lo que sigues. El mal, el horror del mundo y la literatura van paralelos en 2666, se entrecruzan, se fusionan a veces, hay momentos en los que no sabes distinguirlos. Es la búsqueda de la pepita de oro, la escapada de la pesadilla, los brazos extendidos en alguna parte, entre la muerte, el horror y las alucinaciones.
LA PARTE DE ARCHIMBOLDI
A esta parte llegas exhausta después de la anterior. Aunque tiene momentos duros también, pero es ya muy diferente. Junto con la primera es con la que más disfruté. Si recordáis, en 'La parte de los críticos' estos persiguen la figura del escritor Benno von Archimboldi. Este no deja de estar presente en mayor o menor medida a lo largo de toda la novela y aquí por fin lo vamos a conocer. Desde su infancia -es un niño extraño-, adolescencia, su paso por la guerra, cómo descubre un cuaderno que va a ser decisivo para él como escritor... Su paso por la casa de campo de un barón, con una familia aristocrática decadente y muy particular; inolvidable la baronesa von Zumpe y el deleite que supone su aparición durante toda esta parte; ¡estará Drácula!... Muchísimas referencias literarias entrelazadas con las historias de los diferentes personajes. Esta parte es una novela en sí misma y en la que los nexos, como ocurría con las otras partes, son muy importantes y al ir reconociéndolos completaremos algunos círculos, mientras el texto se sigue bifurcando una y otra vez en diversos caminos por los que seguir adentrándonos. Esta parte es la gran recompensa de 2666, aunque emerjas de ella llena de cicatrices que dolerán siempre.
Se dice que 2666 es una novela inacabada. No es así exactamente. Roberto Bolaño, cuando ya la muerte le dijo que no esperaba más, la tenía terminada. Le podían quedar detalles por pulir, pero lo fundamental estaba. Es que no se puede terminar del todo algo así, es imposible. Pero después de casi mil doscientas página en las que te da tantísimo, en la última no te quedas con la sensación de algo incompleto. Quedan las respuestas que nunca se responden, como sucede en la propia vida a menudo, Pero la experiencia ha sido tan grande que no le haces ni un solo reproche y la terminas satisfecha y segura de que ha sido una gran lectura.
No sé si ya lo dije en mis textos anteriores sobre esta novela, si lo he dicho, lo reitero, y es que en todas esas páginas he sufrido lo indecible y he disfrutado mucho, pero ni en una sola me he aburrido. Ni en un párrafo siquiera. Cómo no mostrarme agradecida ante este escritor. Está en mi altar. Un altar imperfecto, pero el mío.
EL CORAZÓN VERDADERO
de Sylvia Townsend Warner