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domingo, 5 de mayo de 2019



El jardín literario pudo actuar como aliciente, en mi caso, a una edad muy temprana, mientras leía con ese ensimismamiento tan único -y por siempre irrecuperable- propio de la lectura de la infancia, cuando un mundo ficticio invade el real y una ya no sabe distinguir cuál es cuál.

Un jardín, y la jardinería como actividad, eran tan terrenalmente reales para Virginia Woolf como para cualquier persona; pero, en sus obras de ficción, jardines y plantas son manipulados, reinventados, sometidos al propósito del discurso narrativo en cuestión. Esto sucede una y otra vez, como veremos, a manos de distintos escritores; el jardín de ficción estará enraizado en la experiencia personal del autor, pero en el papel se convierte en una metáfora. 


Hay libros que llegan para regalarte el silencio. Un silencio de vientos que llevan meciendo las flores, plantas y árboles de los jardines desde tiempos inmemoriales, desde el primer jardín del Edén. Que te piden que pares y sientas, que aplastes los relojes bajo tu anhelo de paz, que vuelvas a pasear con los sentidos entregados. Hay libros que llegan para quedarse a tu lado y ser lectura y catálogo de vida. 

 
     
Algunos de los libros citados.
Vida en el jardín, de Penelope Lively es un libro que me enamoró de inmediato desde su bella portada, pero no siendo partidaria de flores sin aroma no fue hasta adentrarme entre sus páginas que estuve segura de que me aguardaba un paraíso de fragancias deliciosas que me han acompañado desde la primera a la última página. Y del aroma de las flores con la mezcla del de los libros y de la pintura de los cuadros ha resultado una fórmula realmente embriagadora y un absoluto disfrute para los sentidos. La autora repasa los jardines de su vida, tanto reales como literarios y artísticos. De lo que han significado para ella y para diferentes escritores y artistas que también fueron jardineros de pala y rastrillo y de pluma y pincel. Cómo se han relacionado con sus jardines y cómo los han llevado a sus obras. Nos va a llevar a visitar -y qué placer que lo haga- los de Jane Austen, Virginia Woolf, Elizabeth von Arnim, Beatrix Potter, Willa Cather, Elizabeth Bowen, Philip Larkin, Monet, Matisse, Edvard Munch, Van Gogh, etc. Nos habla de famosos jardineros que fueron referente imprescindible para muchos amantes de la jardinería, entre los que señala a nuestra conocida Vita Sackville-West. Pero sobre todo es un libro de una escritora que ha amado y disfrutado enormemente una actividad que ha enriquecido todas las demás facetas de su vida. 

Me he encontrado con una escritora que me ha hablado con sereno entusiasmo, desde sus ochenta y tres años, y me he quedado prendada de su voz. Es un libro precioso, que se lee con gusto. Lo he disfrutado, aunque en mi casa es mi marido el que tiene el secreto de la confiada caricia de las flores, que crecen bajo sus manos, bellas y llenas de aroma. Yo me limito a llevarlas, agradecida, a los libros con los que se entienden a la perfección. No importa si no tienes un jardín, ni siquiera un pequeño cactus, se disfruta porque está bien escrito, con manos que saben su oficio, manos diestras, tanto en la escritura como en la jardinería. Cómo me gustaría ver su jardín y su biblioteca, deben dejar aromas parecidos. 

Editorial Contraseña.

Penelope Lively ha llegado a mi vida para quedarse y como podéis ver en la tercera fotografía ya tengo dos títulos más esperándome. 

Texto y fotografías: Ana Mª Martínez García.

5 comentarios:

  1. Qué hermosa la manera de contar tus impresiones sobre el libro, hasta yo quedé prendada de él sin haberlo leído siquiera! La comparación entre un jardín y una biblioteca (ese jardín literario) me parece tan acertada...los dos están tan repletos de vida(s)
    Un placer leerte, Saludos!

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    1. Muchas gracias, Mai! No se puede decir mejor, los dos llenos de vida. Aunque pudiera parecer que son dos aficiones-pasiones muy diferentes sus puntos en común son muy numerosos.

      El placer ha sido mío por tu visita y tus amables palabras. Un abrazo.

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  3. Bueno, querida Ana,..me pasó lo mismo...me enamoré de la portada, del tacto del libro, del contenido que iniciaba la contraportada...y cuando me dispuse a leerlo, yo toda "erudita" porque ahora estoy conociendo algo mejor las plantas...veo que no puedo estar sin un móvil cercano que me aclare de que plantas habla para imaginar mejor lo que me dice..en fin...toda una odisea...por lo que le he tenido que dejar un tiempo...aún sigue en la mesita de noche y lo echo de menos, pero no podía dormirme...su lectura me encendía...A pesar de esto que me sucede, es un libro encantador, y sé que lo leeré...quizá durante el día y con consulta de plantas al lado, pero lo leeré...proque me encanta...y sí...sin duda Penelepe Lively es una mujer maravillosa, que escribe de maravilla y que nos deja las 83 primaveras boquiabiertas...
    Un abrazo enorme.

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    1. Qué bien, María, que hayamos coincidido. Es una delicia. Pra leerlo sin prisas, en efecto. Yo no soy nada entendida en jardinería. Las bonitas plantas que tenemos en casa las cuida mi marido, pero me dieron muchas ganas de ponerme a ello de inmediato jajaja. Como estoy en muchas historias he decidido seguir dejándoselas a mi marido. Pero la forma de escribir de Penelope Lovely, desde luego, me ha enamorado y como puedes ver en las fotos tengo dos títulos más esperando. Estaré atenta a tus impresiones en el blog y revivirla. Un abrazo chillao! Un placer siempre leerte!!

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