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jueves, 26 de diciembre de 2019





~LOS VECINOS~
de Fredrika Bremer

LOS VECINOS, de Fredrika Bremer ha resultado una lectura ideal para la Navidad. Una historia de buenos sentimientos, con descripciones del paisaje preciosas, algunos personajes entrañables y excéntricos, la celebración en un momento dado de estas fiestas con algunas particularidades suecas que me encantaron y unas moralejas muy bien traídas.

En un principio me lancé a leer esta novela porque presentaba una serie de coincidencias que me atraían mucho, como que a la autora -de la que no sabía absolutamente nada- se la llamara "la Jane Austen sueca", que las protagonistas de "Mujercitas" la leyeran y que sobre la narradora de este título la propia Charlotte Brontë le confesara a Elisabeth Gaskell que temía que la gente creyera que la idea de "Jane Eyre" la había tomado de ella. Lo de la "Jane Austen de tal o cual" estamos hartos de leerlo, lo que no significa necesariamente que se trate tan solo de una estrategia comercial. Es una gran escritora que ha inspirado a muchísimos otros autores y es muy lógico que veamos su huella. Esto ocurre con Dickens y con tantos otros grandes. Pero a mí lo de que fuera sueca, pues me llamó más la atención y que tuviese tanto éxito, pues más todavía. Con lo de que la leen nuestras "mujercitas" preferidas ya me convencieron del todo. No lo recordaba y me pareció que ya era razón suficiente para leer este libro. Lo de Charlotte Brontë es que ahí la curiosidad me podía de todas todas, y saber algunos datos biográficos de la autora le sumó aún más puntos.

Fransiska, a la que llaman Fanny, es una mujer de veintisiete años recién casada con Lars Anders Werner, cariñosamente llamado por ella, Oso, médico de Rosenvink, en la región de Smolandia. Desde el principio va a mantener correspondencia con su amiga Maria a la que irá contando cómo es su marido, su día a día en su matrimonio, su relación con su familia política y los vecinos a los que irá conociendo. De inmediato va a destacar sobre los demás, la generala Mansfelt, madrastra de su marido, a quien llaman cariñosamente, ma chère mère. Viuda de fuerte carácter y firmes convicciones, aunque algo anclada en las tradiciones y rígida en su forma de entender las relaciones sociales y los principios que debe regir el proceder de las personas, es una de esas mujeres fuertes que tanto nos gustan en literatura y que tanto juego dan. Trata con firmeza, pero con equidad a sus empleados y a menudo habla a través de refranes y dichos (he subrayado un montón). Es de ella de la que partirá una de las tramas principales de esta novela epistolar, la más dramática, la que más sobresaltos nos causará y de la que es conveniente guardar el misterio y no destripar nada. En la otra, Fransiska, en el transcurrir de los días, se centrará en su aspecto más costumbrista, las descripciones sobre su relación con Oso -y sus peleas- son una delicia y de las visitas para conocer a sus vecinos derivarán anécdotas y equívocos que agilizan la lectura y la enriquecen más todavía. Ella es realmente una narradora encantadora y con mucha personalidad. Es lista, divertida, algo atolondrada a veces y muy buena persona. De las dos narraciones principales la que más he disfrutado ha sido la que partía de sus observaciones sobre su vida conyugal y con sus vecinos. Aunque la otra ofrece más motivos de curiosidad y ambas están bien diferenciadas y muy bien entrelazadas. La irrupción de un forasteros sobre el correrán todo tipo de rumores supondrá un nexo de unión muy importante y os agarrará al libro y por él habrá momentos muy divertidos, pero muy tensos también.

Me ha sorprendido muy gratamente esta novela, ha sido ideal, como os decía para Navidad, en la que yo necesito al menos un libro de este tipo, bien intencionado, que te hace mejor persona y a la vez es muy ameno. ¡Y maravillosamente deminonónico! Bien escrito, con drama, momentos de mucha tensión, seres atormentados, fuertes personalidades, misterios... En fin, ya sabéis.

Fredrika Bremer debió ser una personalidad notable. De clase alta no se quedó cómoda en casa, sino que se implicó muy pronto en los problemas sociales de su época y trabajó de forma muy activa para instituciones benéficas. Buscando conseguir dinero para estas instituciones comienza a escribir y le llega un éxito literario que nunca imaginó. Luchó en defensa de los derechos de la mujer, de los presos y de los niños. Incluso en esta novela destacan las recomendaciones que da para evitarles el mayor sufrimiento posible a los animales, nos habla sobre la esclavitud y sobre la importancia de las segundas oportunidades para los que han caído. Es verdad que algunas veces se excede en su aspecto pedagógico y ma chère mère se pone un poco pesada con los refranes, pero se comprende dadas las encomiables causas a las que estaba entregada la autora. En verdad no entorpece la lectura, aunque desde un punto de vista literario le sobra un poco de intención de aleccionar, que es lo que peor envejece. No obstante, me ha gustado mucho. Son seiscientas páginas que se leen como cien, en nada y la he disfrutado mucho. No os voy a decir si Charlotte Brontë llevaba razón en sus temores, sobre todo porque tendría que desvelar demasiado de una de las tramas. Cuando la leáis, lo comentamos.

Texto y fotografía: Ana Martínez García.

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