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viernes, 31 de enero de 2020



~GLORIA~
de Benito Pérez Galdós




A Gloria le han cortado las alas prohibiéndole ciertas lecturas y convenciéndola de que sus conclusiones sobre lo que lee no son más que disparates y que a una mujer lo que más le conviene para ser feliz es ponerle coto a sus pensamientos. Ahora quiere su padre casarla y ya ha elegido por ella al candidato más adecuado. Aunque su padre le dice que no la obliga, el cómo la va manipulando para que acceda no le está dejando muchas opciones. En el momento en que su progenitor se lo comunica a Gloria a medida que él va hablando, ella con una sombrilla traza sobre la arena primero líneas horizontales, después verticales y por último diagonales. Con su sombrilla está dibujando la jaula en la que la quieren meter. En las descripciones del jardín donde hablan, la mención de los pájaros, sus juegos, etc, no es mero adorno, ni composición del escenario, sino una intención clara de simbolizar lo que a Gloria le está sucediendo y lo que está sintiendo. El fragmento que comparto es uno de los que vienen a continuación tras decirle el padre que es hora de casarse, darle el nombre de su candidato elegido por él y sus razones y que aunque no la obliga...

"Complacida del silencio y soledad en que estaba dejose ir hacia un escondido y ameno bosquecillo. Al ver lo presuroso de su marcha y el afán con que, marchando hacia el oscuro sitio, miró a sus espesuras, cualquiera habría creído que alguna persona la aguardaba allí; pero no había nadie. El bosquecillo estaba enteramente solo. Después acercose a la verja, y por entre los huecos que dejaba a trechos el follaje de la madreselva, miró hacia el camino con los ojos fijos y el semblante pálido; sus grandes pestañas aleteaban como mariposas negras jugando en la luz".

¿Accederá Gloria a casarse con el pretendiente que su padre ha elegido para ella? Tal vez un inesperado naufragio traíga a Ficóbriga a alguien que ella prefiriera. Pero entonces es muy posible que el drama esté servido y asistamos a una lucha tanto interior, dentro de Gloria, como exterior, familiar y social. Porque poseer un semblante tan parecido al mismísimo Jesuscrito no garantiza que el credo del guapo extranjero sea el que una sociedad de un ferviente catolicismo aceptara de buen grado.

Tiene "Gloria", de Benito Pérez Galdós un comienzo luminoso, representado en una muchacha alegre e inteligente y de natural, bondadosa. Pero es una luminosidad amenazada por el fanatismo religioso. Y cuando la oscuridad se vaya cerniendo sobre ella, caída para todos, tendrá que superar una prueba demasiado dura, demasiado cruel para ser perdonada. Y si bien será la que Galdós llama tan acertadamente, "atisbadora de vidas ajenas", que no es otra que Teresita la monja, mala malísima, e interesada como urraca que enloquece por todo lo que brilla, la que la señale en primer lugar, tendrá en su propio hogar, en su propia familia, el martirio mayor, el acicate continuo, el recordarle una y otra vez su caída y la necesidad absoluta de que se sacrifique para ser perdonada. Cómo he detestado a la dichosa tiíta Serafinita. Casi saltaba de mi asiento para gritarle a Gloria con todas mis fuerzas que no la escuchara; he estado a punto de presentarme en su casa y darle un sopapo que la tuviera dando vueltas hasta que se cayera redonda. Beata que disfraza de bondad filial sus crueles intenciones, "¡Lástima grande que aquella santidad no fuese más humana!". 

El centro de la novela es algo más lento, se están cociendo todos los ingredientes a fuego lento y tiene momentos que resultan las descripciones y los diálogos un tanto redundantes, que dicen con otras palabras lo ya explicado muy bien con anterioridad, pero tienen su razón de ser, de mostrar muy bien la manipulación sin descanso a la que es sometida la pobre Gloria. Solo hay que tener un poquito de paciencia, queridos lectores, que la tercera parte ya será un lanzarse cuesta abajo hasta llegar al desenlace... Ay, ¡qué desenlace!

"Gloria" ya es una muy buena novela escrita prácticamente en sus inicios. Pertenece a sus novelas llamadas de tesis. En este título el conflicto religioso es parte fundamental de la historia y huele a incienso todo el tiempo, por lo que no olviden tomar un poco de agua bendita de la pila antes de comenzar a leerla. Y sobre todo permitid que el siglo XIX galdosiano os encuentre receptivos y con muchas ganas de conocer sus entresijos y a sus inolvidables personajes. 

Esta ha sido mi primera lectura para el reto en Instagram #nosingaldos, organizado por Antonio @nosinmislibros. No soy de retos, pero este está siendo un placer. Estoy disfrutando de mi reencuentro con don Benito Pérez Galdós . 

Texto y fotografía: Ana Martínez García. 

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