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domingo, 17 de mayo de 2020


~MARIDO Y MUJER~
de Wilkie Collins


Pese a que una hilera de lujosas butacas, en medio de la biblioteca, invitaba al lector de literatura sólida a delatarse en el acto de cultivar una virtud, había también una hilera de cómodos y pequeños nichos ocultos por cortinas, que se abrían regularmente en una de las paredes y permitían al lector de literatura ligera ocultarse en el acto de disfrutar de un vicio.

En el capítulo XVII de MARIDO Y MUJER, de Wilkie Collins habla de esta biblioteca habilitada para permitir que se ocultaran aquellos lectores que se entregaban a un tipo de libros no tan bien considerados, mientras los demás leían a Milton o Shakespeare o... Dickens, ¿quizás? No, incluso entonces a Dickens se le hubiera leído también tras las cortinas, pues era la ficción la que no era bien valorada en general. Sin embargo, desde hace muchos años leer al amigo más ilustre provoca el asentimiento generalizado y Collins sigue siendo de algún modo, un placer un poco más oculto.

Así es, la novela sensacionalista "sensation novel", nunca ha gozado de buena fama. La crítica ante ella ha levantado la ceja y le ha aplicado los adjetivos más despectivos, ha sido denostada y minusvalorada. Yo misma, cuando veía en este libro que hoy os traigo, en los capítulos transcurridos en una posada, que Collins echa mano de uno de los golpe de efecto más parodiados de este subgénero, ¡el relámpago! no pude evitar sonreír con un poco de indulgencia: "Otro relámpago traspasó la oscuridad y mostró la figura de Blanche en el umbral de la puerta". Lo que no me impidió que continuara pasándolo muy bien leyendo esta novela, pues nada me entusiasma más que un buen melodrama victoriano. Y los de los de Wilkie Collins eran sin duda los mejore. Sus tramas son muy buenas, nadie las ha urdido tan bien como él, ni siquiera su gran amigo, Charles Dickens, y se le considera uno de los padres de la novela policíaca y de detectives, con buenas dosis de misterio, suspense y, como indicaba, melodrama. La significativa aportación de este escritor le da un lugar nada desdeñable en la historia de la literatura, aunque quizás merecería uno aún más alto. Él lograría con este subgénero un éxito enorme y algunos de sus personajes, a menudo sus malos, son realmente memorables y dan momentos de mucha intensidad.

Hoy no voy a dar demasiado datos de la trama, ya que lo que sucede en un principio va a ser determinante para el destino de posteriores personajes y no quiero destapar nada. Tan solo decir que esta novela tiene una fuerte intención de denuncia social contra la institución del matrimonio -se centra sobre todo en las leyes matrimoniales de Escocia- que favorecía de un modo muy injusto al marido y que permitía dejar a la mujer en numerosas ocasiones en una situación muy complicada no solo económicamente, sino también en su consideración social, ya que podían ser incluso repudiadas convirtiéndose sus matrimonios en papel mojado. Todo comienza con dos amigas que se adoran, Anne y Blanche, despidiéndose entre lágrimas en el camarote de un barco con la promesa de volver a reunirse algún día. Cada una de ellas se encamina hacia un destino muy diferente al de la otra...

Aunque está lejos de sus grandes novelas como 'La mujer de blanco', que es mi preferida, o 'La piedra lunar', de la que Borges dijo maravillas, la historia te atrapa desde el principio, con un desarrollo en el que no decae el interés y en el que hay momentos en los que no te permites ni parpadear. Sin escamotear el autor el sentido del humor, el suspense siempre en alto y dándote sobrados motivos para querer apuñalar a algunos de sus personajes te lleva hasta un final tremendo, ¡qué final! Inolvidable.

Hacía años que no leía a este escritor y ha sido un placer. En su momento me empaché un poco con sus libros y ha estado bien este tiempo para agarrarlo de nuevo con muchas ganas. Tan solo me ha sobrado que Collins se pone un poco pesado tratando de demostrar que el hombre moderno -victoriano- centrado en ejercitar sus músculos le da prioridad al cuerpo en detrimento de la mente y que la sociedad admirada ante estos hercúleos ejemplares de la época pierden interés por cultivar la mente, con el consiguiente embrutecimiento de sus integrantes, que los puede llevar incluso a delinquir. No le aporta nada a la trama y a él se le veía demasiado empecinado en demostrar su tesis. Por lo demás, muy recomendable, lectura adictiva, sin duda. Aunque es cierto que yo he necesitado alternar esta lectura con otras que me exigieran más reflexión, como los 'Cuadernos' de Emil Cioran, combinándolas las dos se favorecían la una a la otra. Pero esta particularidad ya va en cómo es cada lector. Se quedan conmigo un personaje muy enigmático como la cocinera Hester Dethridge o el pícaro señor Bishopriggs; la descripción de la biblioteca de Windygates y las confabulaciones en ella, y esa posada respetabilísima donde se acaba liando todo.

Texto y fotografía: Ana Martínez García.


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