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lunes, 10 de agosto de 2020


DESDE QUE EL MUNDO EXISTE
de Rachel Field



Hay novelas que parecen escritas ante una ventana abierta al mar, con la mirada puesta en la lejanía, dejando que la brisa marina juegue entre las teclas, al ritmo del ir y venir de las olas y al dictado de la espuma de los recuerdos de otros tiempos. Es el mar de esta novela de un pasado en el que los barcos de vapor comenzaban a modificar el horizonte y las velas, antes dueñas y señoras, se iban replegando.

A los Fortune, que se han enriquecido con el comercio marítimo y durante generaciones han botado de sus astilleros los mejores buques de vela, les llega el momento de saltar sobre el navío de los nuevos tiempos o quedarse anclados en el pasado. 

Kate Fernald llega a La Extravagancia en la costa de Maine, Nueva Inglaterra, un frío invierno de las últimas décadas del siglo XIX. Su madre va a trabajar en la gran mansión de los Fortune como ama de llaves y ambas vivirán allí. Kate es una muchacha tímida que confiesa que no se siente a gusto con otros niños de su edad. Sin embargo, de inmediato surgirá la amistad entre ella y los hijos del comandante Fortune, Rissa y Nat, estableciéndose entre los tres un vínculo que marcará su destino. Un destino que girará en torno al sensible Nat y su pasión por la música. 

Sin que nadie pronunciara una palabra supe que había estado a punto de ocurrir algo desagradable y que, en cierto modo, tenía que ver con el piano.

DESDE QUE EL MUNDO EXISTE, de Rachel Field, es la historia de una saga naviera y de cómo determinadas decisiones pueden modificar de forma irreparable el trazo firme de unas vidas que parecían predestinadas por nacimiento desde generaciones atrás. Cómo nacen seres a veces tan únicos y especiales que si no se tiene cuidado se les puede dañar de forma irreparable; que no sirve con ellos lo establecido para otros. Es la historia de una amistad de años y de un gran amor. De ambición y de tradición. De rencores y venganzas. De avance y de destrucción. Es una novela en la que el progreso llegaba con una hacha ciega en las manos. Es la historia de una gran mansión, La Extravagancia.

Sobre La Extravagancia de los Fortune se contaban muchas historias y Jake Bullard se esforzaba por compartirlas conmigo cuando mi madre y yo íbamos a pasar el domingo a Little Prospect con el primo Sam y su familia. Volvía a oírlas en la escuela, a la que acudía sola todos los días, con mis libros y mi fiambrera. Los otros alumnos se quedaron asombrados al enterarse de que yo vivía en la mansión blanca del risco y hablaba y jugaba con aquellos niños a los que ellos solo veían pasar en carruaje para ir a la tienda o a la oficina de Correos, o sentados en la iglesia en el banco reservado a los Fortune.

Rachel Fiel fue la primera ganadora con esta novela en 1935 del National Book Award, el galardón literario más prestigioso de Estados Unidos. Y fue un premio, merecidísimo. Os aseguro que terminé el libro muy emocionada. Ha sido una lectura que he amado desde su primera línea hasta la última. Una historia diría, clásica, en el mejor de los sentidos; muy bien escrita; con una estructurada que no deja nada al azar y con detalles que van adquiriendo significados posteriores; con unos personajes inolvidables, definidos, psicológicamente ricos y complejos, pero de los que entiendes su motivaciones. De un modo magistral la autora lleva a Kate, Nat y Rissa de niños, en dos momentos diferentes, hasta una anciana que lee la buenaventura y en cómo agarran una piedra de la suerte, nos da la clave de los tres personajes. El desarrollo a continuación es absolutamente coherente con ese detalle y lo despliega de un modo bello, medido y manteniendo al lector todo el tiempo interesado e implicado.

Hay una adaptación cinematográfica del año 1947: 'Almas borrascosas'. Un título desafortunado, en mi opinión, que trata de que la asociemos con la obra de Emily Brontë y lo cierto es que las semejanzas que pudiéramos encontrarles son mínimas. Aunque al parecer la película está muy bien, no sé si verla o no de momento, porque se centra en la historia de amor y la novela es mucho más. Todo el tema naval -que no es nada pesado, todo lo contrario-, el amor de Nat por la música, las descripciones del paisaje, del día a día en la mansión... Me da miedo que se me quede muy reducida. 

Por último, no puedo terminar este texto sin un llamamiento a la editorial, Reino de Cordelia, que por favor traduzca más libros de Rachel Field. No pueden dejar de hacerlo. Comenté que 'Disturbios', de J. G. Farrell lo había dejado con pena en la estantería, que lo hubiera comenzado de nuevo nada más terminarlo y con este me ha ocurrido lo mismo. Con ambos me ha costado mucho la despedida. Vosotros, lectores, me entendéis lo que significa esa añoranza del lector con un libro nada más leer la última página. Es algo maravilloso que me parece que se produciría de nuevo con otras novelas de esta escritora.

Texto y fotografía: Ana Martínez García. 

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