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miércoles, 9 de septiembre de 2020


EL MAGO DE LUBLIN

 de Isaac Bashevis Singer


La quietud de la muerte se cernía sobre el apartamento, una quietud que parecía llena de gritos reprimidos. Pero en el exterior aún se escuchaban murmullos y susurros. Yasha permanecía en pie en el centro de la habitación, mirando por la ventana el azul pálido del cielo por donde se elevaba, volando, un pájaro. De pronto oyó música. Un músico callejero había entrado en el patio y tocaba una vieja melodía polaca, la balada de una muchacha que había sido abandonada por su amante. Los chiquillos se agrupaban en torno del músico y, aunque pareciera extraño, se sintió agradecido a aquel organillero. Su tonada había hecho desaparecer el silencio de la muerte.


Yasha Mazur, conocido como el mago de Lublin, es un judío polaco que ha renegado en parte de su religión, lleva tiempo que no sigue sus preceptos, no acude a la sinagoga e incluso se enorgullece de tener sus particulares opiniones sobre Dios. Su profesión, además, le permite viajar continuamente de aquí para allá en su carromato, con su ayudante Magda, un mono, un cuervo y un loro, y llevar una vida de libertino teniendo una amante casi en cada lugar en el que actúa con el mayor de los desprecios hacia su matrimonio con Esther. 

Yasha Mazur, es en verdad un gran mago que ha alcanzado cierta celebridad en los teatros de Varsovia.  Es capaz de abrir cualquier tipo de cerradura, hay, de hecho, quien durante meses se dedica a construir complicados mecanismos para ponerlo a prueba y siempre sale airoso; realiza peligrosas acrobacias sobre una cuerda; practica la hipnosis, y muestra una destreza con los naipes que asombra donde quiera que vaya. Su profesión lo es todo para él y aparentemente durante mucho tiempo ha llevado esta vida sin preocuparse de si estaba bien o mal o si dañaba a los demás. Es amable y cariñoso con las mujeres con las que se relaciona, pero no se compromete con ninguna, ya que no oculta que está casado y de hecho siempre acaba volviendo con su mujer Esther. Pero esta siente que pese a llevar veinte años casados, su marido sigue siendo un misterio para ella y que nunca llegará a entender sus complejidades. Y es que Yasha lo mismo se muestra como un niño alegre y divertido que acto seguido se deja llevar por una inexplicable melancolía. Será la aparición de Emilia, viuda católica con una hija, quien lo convence de que está desperdiciando su talento en la provinciana Varsovia y que en otras ciudades de Europa tendría la fama y la gloria que merece. Le exigirá que lo deje todo y que juntos se marchen de Polonia. Pero para el viaje y los primeros meses necesitarán una gran cantidad de dinero y la única forma de conseguirlo precisará que deje atrás sus escrúpulos y dar un paso para el que no habrá vuelta atrás. Esta mujer, de posición elevada venida a menos, que en cierto modo lo desprecia, le causa tal impresión y tiene tal poder sobre él que lo colocará al borde del abismo, sumiéndolo en una lucha interior entre el bien y el mal. Las dudas que le surgen le harán mirar su vida con detenimiento y reflexionar sobre su proceder hasta ese momento. 

EL MAGO DE LUBLIN, del Premio Nobel de Literatura en 1978, Isaac Bashevis Singer, está considerada la novela más importante de la literatura yidis. Pero como suele suceder con los grandes escritores, los temas suscritos a un determinado grupo social o a una religión se convierten en universales en sus manos. La crisis existencial y religiosa que sufre Yasha, su bajada a los infiernos, no le resultará indiferente a toda persona que ha recapacitado alguna vez sobre su proceder con los demás y consigo mismo en su modo de vivir. Las grandes preguntas y preocupaciones vitales nos son comunes a todos. 

Es una novela muy bien narrada, ambientada en Polonia, en el siglo XIX, que nos permite seguir la evolución psicológica y los planteamientos metafísicos de su protagonista con gran interés y disfrutar a la par de sus habilidades como ilusionista, hasta llegar a un punto culminante donde la realidad adquiere tintes sobrenaturales. La descripciones son muy bellas, de la naturaleza, muy tiernas con los animales, de la ciudad, la evocadora luz de las farolas de gas... Después el cambio que se opera en Yasha admite diferentes interpretaciones. Una de ellas, es que pese a ser un redomado mujeriego, no conoce a las mujeres en absoluto. Es aquí donde la novela me ha resultado más insatisfactoria, pues al darnos su parecer sobre ellas, en su modo de verlas, ninguna te resulta atrayente, las vemos a través de sus ojos poco halagüeños y pese al cariño que les muestra, nos aparecen como interesadas, muy dependientes y con poco mundo interior. Que es importante para el desenlace que nos las muestre así, desde su impreciso punto de vista, pero aun así, eché de menos ver a alguna de ella un poco más allá. Lo que no impide que merezca la pena su lectura por otras muchas razones. 

Lo cierto es que hacía tiempo que tenía curiosidad por este escritor y repetiré con él, desde luego. Pero antes quiero leer a su hermana, la también escritora, Esther Singer Kreitman, con la que al parecer tuvo una relación difícil. Creo que hay algunos títulos traducidos al español. A ver qué puedo encontrar. Singer se inspiró en ella para crear su inolvidable personaje Yentl, de uno de sus cuentos y de una obra de teatro en los que se basó Barbra Streisand para el musical homónimo dirigido e interpretado por ella misma. Magnífico musical, en el que su protagonista se viste de hombre para poder estudiar en la escuela Talmúdica, prohibida a las mujeres. 

Texto y foto: Ana Martínez García.  

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