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viernes, 4 de diciembre de 2020

EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR

de R. A. Dick 


No es que su vida hubiese sido infeliz, es que sencillamente no había sido suya en modo alguno.

No le habían dejado nada propio. Le escogían los sirvientes, los vestidos, los sombreros, las lecturas, los placeres, hasta las enfermedades.

En EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR, de R. A. Dick hay dos reflexiones fundamentales para entender el significado que esta novela encierra más allá de una simpática historia sobre un fantasma. Una es sobre el destino y la otra sobre la soledad. 

A Lucy Muir, por su condición de mujer, su pequeña estatura y aspecto frágil, siempre le han marcado el camino a seguir, primero su padre, después su marido, la madre de este y dos hermanas de fuerte carácter. Cuando enviuda, quedándole una renta insuficiente, su situación con dos hijos es complicada y de inmediato su familia política parece saber muy bien lo que tiene que hacer. Espantada por la visión de un futuro gris en el que ve de nuevo su existencia dirigida por todos, menos por ella misma, reacciona rebelándose y por primera vez toma las riendas de su destino, mostrando una determinación y fortaleza inesperadas.  

-¿Destino, por favor? -preguntó el taquillero mientras ella vacilaba al otro lado de la ventanilla.

-Al mar -respondió Lucy de manera impulsiva.

El lugar elegido es Whitecliff, un pequeño pueblo costero, y allí va a alquilar Gull Cottaga, una casa cerca del mar, amueblada y bien situada, por una cantidad sospechosamente baja. Y es que algo ocurre en esta vivienda de la que todos acaban huyendo cuando intentan vivir en ella... Tal vez su antiguo dueño, el capitán Daniel Gregg se resista a que le molesten en su descanso eterno.

En esta novela a través de una historia encantadora, romántica, divertida e irónica supo la autora con habilidad introducir un mensaje sobre la necesidad de alcanzar su libertad las mujeres, que lucharan por ser dueñas de su destino; está en ella la influencia de Virginia Woolf  en cómo Lucy conquista un espacio propio y lo defiende a ultranza y cómo ganar su propio dinero es imprescindible para que nadie  maneje su vida.

¿Existe el fantasma del capitán Gregg o es producto de la imaginación de Lucy? En todo caso es un símbolo de los miedos y dificultades que las mujeres que daban el gran paso de depender de sí mismas iban a sentir y sufrir y su necesidad de una guía que les diera seguridad. Es símbolo de su fortaleza, de su dualidad, la interior y la exterior ante la sociedad. El fantasma también es un ideal. Ese compañero divertido, que apoya, que orienta sin imponer, que tiene en cuenta el parecer de su compañera.

Decía al principio que se habla en la novela del destino y la soledad. Y es que esta a menudo era el precio que había que pagar por la libertad conquistada, pero que no era tan temible, desde un espacio propio, como la que se podía sentir entre los demás: "Era imposible de explicar, ni siquiera a Anna, que sentirse solo no tenía nada que ver con la soledad, sino con el espíritu, y que por esa misma razón esa sensación se veía agravada a menudo estando en compañía". Hay en esta novela también una desmitificación de la maternidad y más aún, una resistencia, además, a ese ejercer como entregadas abuelas en el futuro, entendiéndolo la sociedad como el paso ineludible y anhelado por las mujeres.

Basada en este libro, como muchos sabéis, se hizo una película magnífica, dirigida por el gran Joseph L. Mankiewicz, en 1947, dos años después de su publicación. Yo la conocí gracias a un texto de Javier Marías sobre ella absolutamente maravilloso. Cómo no, la busqué y la compré y la he visto tantas veces que a día de hoy es una de mis películas más queridas. Dado mi cariño de años por esta película cuando supe que Impedimenta editaba el libro sentí una gran alegría, pero también temor por una posible decepción. No ha sido así, la novela me ha gustado mucho y la terminé muy emocionada. Aunque la Lucy de la película me gusta más, en el libro hay detalles de los que ya he hablado, que me han parecido tratados de una forma sutil y muy ingeniosa, por lo que el círculo lo he podido al fin completar y ha sido una gozada: libro, película y texto de Javier Marías. 

Texto y fotografía: Ana Martínez García. 

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