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miércoles, 10 de febrero de 2021

EL GOLEM

de Gustav Meyrink


Entonces se despierta subrepticiamente en mí la leyenda del Golem espectral, de ese hombre artificial que hace tiempo formara con los Elementos, aquí en el gueto, un rabino conocedor de la Cábala, quien le dio una existencia autómata y sin pensamiento al situar tras sus dientes una mágica palabra numérica.

-Nunca deberíamos tocar temas como el del Golem delante de Pernath -dijo Josua Prokop con tono de reproche-. Cuando antes ha estado hablando del libro Ibbur nos hemos callado todos y no hemos hecho preguntas; apostaría a que lo ha soñado. 

También en el gueto: una habitación, un cuarto cuya entrada nadie puede encontrar -¡una sombra que lo habita y que sólo de vez en cuando camina por las calles para llevar a los hombres el terror y el pánico!

***

En efecto, este libro es como enloquecer y mirarte a ti mismo desde un rincón lleno de harapos, sin saber dónde estás ni quién eres...

O tal vez la leyenda del Golem es real, aunque nadie te crea.

Puede que el marionetista Zwakh nos cuente la verdad a través de sus muñecos. ¿No es acaso el Golem como un gran muñeco de barro que aspira a ser hombre? Tal vez sea un fantasma que nunca estás seguro de ver o tal vez tan solo un símbolo del terror de los humanos a las eternas preguntas que nunca parecen responderse. "Es el terror que se engendra a sí mismo, el paralizante horror de la nada inaprensible, algo que no tiene forma y que corroe los límites de nuestro pensamiento". Pero muñeco, fantasma o símbolo siempre cada treinta y tres años a su llegada es como un terrible presagio. Los simples hombres armados de palos corren para darle muerte a un ser de tan anticuada vestimenta que nadie puede imaginar su procedencia. Hay un cuarto, miserable, polvoriento, como de ultratumba, ¡para el que no hay acceso! Quién podrá, entonces, llegar hasta él... 

Entre el sueño y la vigilia, nuestro narrador contemplará su propia consciencia a un paso de él, pero como tras un grueso cristal empapado por un aguacero trata de encontrar el resquicio que le abra paso hasta su nublada memoria. Encuentra un nombre en un sombrero: Athanasius Pernath. Parece que vive en la calle Hahnpass del gueto judío de Praga, pero no sabe cómo llegó, ni qué lo llevó hasta allí. Su pasado es una nebulosa y ha de encontrar las respuestas. La Voz le impele a ello. 

EL GOLEM, de Gustav Meyrink, es una novela narrada como desde una consciencia que se abre paso a través del sueño. Los seres, las voces, las propias casas en el gueto judío parecen ocultar misterios insondables. Athanasius Pernath desde su cuarto, adentrándose por las callejuelas del barrio y a través de sus amigos en su búsqueda de desentrañar su propio misterio, va conociendo diversas historias que lo van acercando hasta ese cuarto sin entradas que es su pasado y que es como el lugar donde dicen que habita el Golem. 

Son varios los elementos que convierten este libro en un clásico del género que se reedita una y otra vez y sigue fascinando. La leyenda del Golem articula toda la novela, pero son muchas las historias y los personajes que se entrecruzan y que parecen estar conectados con las de la extraña criatura, por lo que todo el tiempo te mantiene atento e interesado en un ejercicio perfecto de dar respuestas y seguir generando nuevas dudas hasta un final para mí memorable. Tiene además del misterio un componente de sensualidad nada forzado y que se adhiere de forma perfecta con el resto. Son muchos los aciertos de esta novela: la forma de narrarla, la atmósfera que crea y las descripciones del bario judío, que surge como de otro mundo, lleno de enigmas e infranqueable para el común de los mortales. Y sin duda los personajes. La variedad, lo entrañables que son algunos, lo perversos otros, el misterio que los envuelve, las pasiones que los enloquecen, todos son atrayentes y enigmáticos. La historia de venganza entre el estudiante, Charousek y el chamarilero, Aaron Wasserthum, es muy muy buena. Tan solo por ella merecería la pena el libro. Pero también las hay de amores ilícitos; la pelirroja Rosina que atormenta a dos gemelos llevándolos siempre detrás como perrillos; la taberna Loisitschek...; herencias; casas que no todo el mundo ve... 

Su autor, con una vida que supera la ficción, muy interesado por el estudio de la Cábala y el esoterismo se vale de estos conocimientos para recrear la leyenda del Golem, repasar traumas y ajustar cuentas con su pasado, con una importante crítica social, además. 

Nunca he sentido con tanta certeza que un libro me buscaba a mí como me ha ocurrido con este. En muy poco espacio de tiempo desde Instagram y Facebook dos buenos lectores me llamaron la atención sobre EL GOLEM y a los pocos días mirando uno de mis antiguos diarios, buscando ya no recuerdo qué, me apareció apuntado en una lista de libros. "Vale, de acuerdo, lo voy a leer. Deja de presionarme", exclamé. Lo que no imaginaba es que iba a convertirse de inmediato en uno de mis libros preferidos. Desde la primera línea supe que estaba ante un libro muy especial, pero cuando el marionetista Zwakh hizo su aparición, ya no me quedaron dudas de que este libro está conectado a mí de una forma muy particular...

Texto y fotografía: Ana Martínez García.

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