Bienvenidos

jueves, 6 de mayo de 2021

 ~CUENTOS DE AMOR VICTORIANOS~

Decidí que este libro, CUENTOS DE AMOR VICTORIANOS sería perfecto para la hora de irme a dormir y cada noche me deslizaba desde la tibieza de las sábanas hasta sus páginas de encajes decimonónicos. Olor a membrillos maduros me quedó en los dedos, el tacto de terciopelo de las rosas marchitas, un velo en la mirada de ocres contornos y una sensación de añoranza y de no querer regresar al presente. 

Desde el primer cuento ya comencé a disfrutar este libro. En 'Una prueba de amor', de Mary Shelley, la gran amistad entre Angelina y Faustina correrá el peligro de romperse por culpa de un hombre. ¿Superarán la prueba? Un final muy interesante del que se puede extraer un aprendizaje importante.

A continuación Elizabeth Gaskell en 'Por fin se hace justicia' pone de manifiesto cómo la verdad puede ser liberadora y sus consecuencias aunque negativas serán preferibles a la ponzoña que va creciendo en torno a lo oculto entre dos personas que se aman. Este relato aún me gustó más que el anterior. El toque de la Gaskell es único, desde luego. 

En el tercero Willian M. Thackeray con 'La mujer de Dennis Haggarty" nos deja una historia triste sobre un amor desigual. Muy bueno también. Además, desde que leí LA FERIA DE LAS VANIDADES estoy loca con este escritor. Hay que leer sus libros, sus cuentos. ¡Todo!

Por supuesto en una selección de cuentos victorianos no podía faltar Dickens. En 'El auxiliar de la parroquia' sentí una gran compasión por su protagonista que se enamora de alguien que no parece estar a su alcance. Este escritor siempre logra conmovernos con sus personajes más bondadosos e ingenuos que no son tratados con la consideración que merecerían por su calidad humana. No fue uno de mis cuentos preferidos, pero Dickens es Dickens.

El quinto cuento 'La cueva de Malachi', de Anthony Trollope me sorprendió, me emocionó y me dejó un personaje femenino inolvidable. Mally es fuerte, lista, aguerrida y atemporal. Podría perfectamente ser un personaje del siglo XXI. Me dejó fascinada. Este año que quiero leer más a este escritor, no podía comenzar mejor. Si tuviera que elegir mi cuento preferido sería este, sin duda. 

El de Wilkie Collins, '¿Quién mató a Zabedee?' ya lo había leído, pero me lo volví a leer y me tuvo en vilo durante toda la narración igual que la primera vez. La investigación de un asesinato por parte de un policía novato que puede que se trate de un crimen perfecto... No lo puedes soltar hasta que lo terminas y tiene un final espectacular. Si tenéis dudas si leer o no a este escritor, sería una buena idea comenzar con este relato. 

'El veto del hijo', de Thomas Hardy es un cuento  hermoso y duro. Una joven dama en silla de ruedas, conducida por un hijo un tanto impaciente y condescendiente, tiene una historia detrás que vamos a ir conociendo. De mis preferidos también. 

Henry James es uno de mis escritores favoritos y con 'Un día único' me vuelve a conquistar. Sus personajes femeninos son de los mejores de la literatura universal. Es el detalle delicado, a veces casi imperceptible del agua movida por una suave brisa y bajo la superficie toda un vasto universo. Ese es James. Escribía como quería. 

El octavo cuento es de Robert Louis Stevenson, 'La puerta del señor de Malétroit'. Se remonta al año 1429 en el que un soldado se pierde por las calles de una ciudad desconocida. Dará con una extraña puerta y al traspasarla vivirá una aventura extraordinaria. He de decir que este relato me gustó más que 'Olalla', que fue lo anterior que leí de este escritor y me reconcilió con él. 

'La esfinge sin secreto', de Oscar Wilde también lo había leído ya, pero sin dudarlo lo volví a leer y de nuevo me pareció magnífico. No os digo nada de él, pero leedlo. Es un relato perfecto. De mis preferidos de esta selección y de cualquier otra. Enorme Wilde. 

En 'El padre escrupuloso', de George Gissing me vuelvo a encontrar con este escritor después de leer MUJERES SINGULARES, que me gustó tanto. Qué pena que no se traduzca más a este hombre. Por favor, más títulos suyos. En este relato tenemos a un padre demasiado preocupado por salvaguardar la reputación de su hija Rose, con prejuicios sociales y muy anticuado. Pero durante unas vacaciones en un balneario tras el encuentro con otro huésped, Rose comienza a rebelarse.

Otro de mis preferidos, 'Amy Forster', de Joseph Conrad. Este relato me aburría un poco al principio, pero va in crescendo y lo terminé llorando. Desgraciadamente el tema que trata está de plena actualidad y poco parece que hemos avanzado. Trata de la emigración, de quienes se aprovechan de la desesperación de los demás, del miedo al extranjero y de la soledad y tristeza que éste puede sentir en una comunidad que ni lo acepta ni se preocupa de sus sentimientos.  

De E. Nesbit no había leído nada hasta ahora. 'La boda de John Charrington' de carácter sobrenatural te da un buen susto al final. Una promesa es una promesa y se cumple sea como sea...  Y si no que se lo pregunten a la May, la belleza de su círculo social cuando el insistente John le pide matrimonio. No me pareció de los mejores, pero me gustó y pretendo buscar más lecturas de esta escritora. 

En estos relatos que los hay de todo tipo, con una mayor o menor importancia del amor en sus páginas, no podía faltar el humor. El cuento más divertido de todos es el de Arthur Conan Doyle, 'El matrimonio del brigadier'. Cuánto me reí con él. Como con el de Conrad comenzó aburriéndome, pero va mejorando y si el otro lo terminé llorando por la pena, este también lo acabé llorando, pero por la risa. Es la primera vez que leo algo de este escritor fuera de sus historias sobre el mítico detective Sherlock Holmes y me ha encantado. 

'La flor del membrillo', de Henry Harland, es otro de los más destacables. Un escritor del que no me sonaba ni el nombre. Theodore Vellan regresa a Inglaterra después de tres décadas de ausencia. Nadie sabe por qué se marchó ni por qué ha tardado tanto en volver. La señora Sandryl-Kempton, su amiga del pasado, intentará averiguarlo cuando se reencuentren. De los que tiene un final que te deja con la boca abierta. 

'Georgie Porgie', de Rudyard Kipling, es uno de los que menos me gustaron. Es un buen cuento, pero me dejó mal sabor de boca. Georgie Porgie trabaja al sur de Birmania y allí se casa con una nativa pagándole una cantidad al padre de la muchacha. Pero aunque es feliz y ella se desvive por hacerle la vida cómoda y agradable, él no considera legítimo su matrimonio y comienza a anhelar volver a Inglaterra para casarse con una mujer de su condición. 

Si he dicho antes que 'La cueva de Malachi' sería mi cuento preferido, 'El corazón de la señorita Winchelsea', de H. G. Wells, estaría ahí casi casi a la par. Qué bueno. Irónico, divertido, descripciones de los personajes encantadoras y lo mejor, un giro muy ingenioso que lo lleva a un final que aunque lo ves venir no por ello pierde valor. Precisamente el imaginar lo que va a suceder a partir de cierto momento te hace disfrutarlo más. ¡No os perdáis este relato! En este libro o en cualquier otro, ¡buscadlo! En un viaje a Roma que emprenden con entusiasmos tres amigas conocerán a un  pasajero solitario y aficionado a la poesía que cambiará sus vidas. 

'El estatuto de las limitaciones', de Ernest Dowson, fue definitivamente el cuento que menos me gustó. Al parecer este escritor era un gran poeta yW. B. Yeats llegó a decir que estaba en deuda con su poesía. No sé lo que me parecería a mi, pero el cuento elegido para esta selección me incomodó un poco. Un hombre se marcha en busca de fortuna para casarse con una jovencita. Obsesionado con la imagen juvenil y candorosa de la joven comienza a inquietarse pasado el tiempo con los cambios que imagina que se operarán en ella. 

El siguiente me gustó mucho más. No podía ser de otro modo siendo John Galsworthy con 'Un asunto de otro tiempo'. Una delicia. Después de treinta y nueve años Hubert Marsland para durante un viaje ante la casa donde solía pasar sus vacaciones de niño. Allí el pasado regresará ante él y recordará su amor por una mujer, la señora Monteith, "<<la separada>>, ¡así la llamaban!".

'Algunas formas de amar', de Charlotte Mew, es un cuento curioso, en el que el modo de proceder de los personajes responde a un modo de pensar muy particular. Es un relato que me dejó pensando y sigo pensando. Además su autora fue una mujer peculiar, con problemas mentales que terminaría su vida suicidándose. Por sus antecedentes familiares y por poseer una gran lucidez, aun sufriendo por su salud mental, me ha recordado a Virginia Woolf, que además la admiraba. Igual que Thomas Hardy que la consideraba la mejor poetisa inglesa de la época. 

En el penúltimo relato nos encontramos con 'El cortejo de Anthony Garstin', de Hubert Crackanthorpe. Otro escritor para mí muy desconocido. El cuento me gustó, aunque tampoco lo encontré muy destacable. Me recordó un poco a Hardy en algunos momentos, pero sin estar a su altura, ni lograr unos personajes tan atrayentes como él, ni las descripciones del campo son tan bellas. Al menos en este relato. No he leído nada más de él. 

Y el último, que también lo había leído 'La hija del tratante de caballos', de D. H. Lawrence y que disfruté de nuevo, pero bastante menos que la primera vez, siento decirlo. Lawrence es un escritor que durante un tiempo me gustó mucho, pero que hace tiempo que no leo y que creo que se me pasó el interés. Quizás en el futuro me vuelva a atraer. Sin duda me ha dado en el pasado con sus libros grandes momentos. Recomiendo encarecidamente el que para mí es su mejor obra, 'Hijos y amantes'.

Ay, cómo no se me iba a quedar en la mirada el anhelo de seguir dentro de este libro. Lo hubiera comenzado de nuevo nada más terminarlo. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una selección de cuentos. Mis noches en su compañía han forjado unos amores inolvidables. 

Texto y fotografía: Ana Marínez García. 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario