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viernes, 3 de septiembre de 2021

 UNA VILLA EN FLORENCIA

de Somerset Maugham


Se contentaba con sentarse tranquilamente en el jardín y leer algún libro, y cuando le apetecía salir prefería coger el Fiat y explorar los alrededores. Nada podía superar el encanto del paisaje toscano, con su refinada inocencia. Al contemplar los árboles frutales en flor y los primeros brotes de los álamos, con aquel vivo color que tanto contrastaba con el gris perenne de los olivos, la había invadido un sosiego que no esperaba volver a sentir.

Tal vez hubiera algo en aquella suave brisa toscana que la afectaba hasta el punto de que incluso las sensaciones físicas tenían cierta espiritualidad. Despertaba en ella la misma emoción que la música de Mozart, tan melodiosa y alegre, con aquel trasfondo de melancolía, que la llenaba de una satisfacción tan grande que tenía la impresión de liberarse de las ataduras de la carne. Durante unos minutos dichosos se purificaba de toda vulgaridad y la confusión de la vida de disolvía en una delectación absoluta.  

...era un romántico, su forma de hablar grandilocuente y exagerada era propia de un joven que sabía más de libros que de la vida...

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Hay escritores que llegan a alcanzar una gran maestría, saben contar muy bien una historia, mantener el interés, perfilar unos personajes muy atrayentes y darnos un final en condiciones sin que sintamos que nos han tomado el pelo o que el autor ha sido incapaz de rematar bien la narración. Somerset Maugham conocía muy bien su oficio y los lectores recompensaron su buen hacer logrando en su época una gran éxito de ventas. Es reconocido sobre todo por sus novelas, aunque escribió magníficos cuentos también y obras de teatro. Un hombre muy observador y gran viajero que logró un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Sus libros están escritos con sencillez y claridad, resultan de ágil lectura, con descripciones precisas y una estructura muy bien definida. Lo más interesante, sus personajes, que nos muestran lo inútil de ir en contra de su propia naturaleza. Su destino está en ellos mismos y en sus pulsiones, debilidades o ideales. 
La crítica a menudo no lo ha tratado como es debido y como resultado ha ensombrecido su obra, pero afortunadamente esta sigue siendo pertinaz y nos llevamos de vez en cuando una alegría como la de este verano con la edición bellísima que Pequeños Placeres ha tenido el acierto de ofrecernos de UNA VILLA EN FLORENCIA. ¡Ahora queremos más! 

Estamos ante una novelita que se lee en una tarde con dos partes bien marcadas. A Mary Panton, bella viuda con un recuerdo amargo de su matrimonio, le prestan una villa toscana del siglo XVI con unas preciosas vistas de Florencia. Desencantada del amor ahora quiere centrarse en descansar, leer o pasear por su precioso jardín y visitar monumentos. Mary es una protagonista seductora, elegante y serena en su forma de conducirse, que pretende ser más práctica después de lo vivido y decantarse por lo conveniente para ella sin dejarse llevar por el romanticismo. Pero ante una mujer tan hermosa y joven todavía la vida no puede apagar tan pronto sus focos y no podrá resistirse a tejer para ella nuevos y sorprendentes acontecimientos...

De las dos partes a mí me atrajo más la primera, quizás porque en el momento en el que estoy no me apetecen sobresaltos y lo que más anhelo es paz, buenas lecturas y un silencio de alfombra mullida o paseos por el campo. Sin embargo, reconozco que el giro que da esta novela en un momento dado resulta de lo más estimulante dentro de la lectura. Es verdad que torna la narración más predecible y un poco gastada por verla con diferentes disfraces en numerosas tramas literarias o cinematográficas, pero resulta muy interesante ver cómo hasta un acto noble puede tener trágicas consecuencias y el buen oficio del autor no deja que la historia decaiga. 

Este libro ha sido en efecto ideal para una tarde de verano. Es una puerta de entrada idónea para llegar a las grandes novelas de Maugham como SERVIDUMBRE HUMANA, EL FILO DE LA NAVAJA, EL VELO PINTADO o LA LUNA Y SEIS PENIQUES. A mí personalmente me gustó mucho LA ESPOSA IMPERFECTA, una sátira del mundillo literario en el Londres de entreguerras.

Texto y fotografía: Ana Martínez García.

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